Hoy me siento yo, la del espejo me sonríe, la báscula me tolera. Hoy mi cabello aceptó peinarse. El pastel fue de cajeta.
Hoy no estuve atenta esperando el amanecer, como en otros años. Hoy desperté abrazada a la mejor versión de mi hombre perfecto.
Sin nada qué esperar, sin anhelos ni sin sabores. No hay angustia ni tormentos ni juegos pirotécnicos. Es solo la vida al filo de la navaja que unta mantequilla en el pan tostado.
No hay problemas a los 30. Hay, eso sí y en abundancia, muchos amigos deseando buenas cosas. Hay trabajo en la oficina y mucho por archivar. Hay canciones y luces prendidas que se van apagando con el paso de la mañana. Hay llamadas insistentes y recados urgentes. Hay agua pura y ruido en la calle.
Hay historias que se están enfriando y otras que brillan solas.
Y en un instante... todo es: Lo que hubo, lo que no. Lo que es y lo que podría ser.
Hace mucho tiempo, en una oficina de las alturas, alguien me dijo: "Pues si, eres guapa, pero no tanto... por eso quiero conocerte cuando tengas 30, porque a ti, la belleza de a deveras, te llegará hasta entonces".
Hoy cumplo 30 y me siento de 30. Hoy cumplo 30 y me veo de 30. Hoy cumplo 30 y al fin comprendo esa frase.
Hoy dejo de ser la niña que leía "15 a 20", la adolescente que leía "Veintitantos". Dejo de brincarme la vida, dejo de correr
al futuro olvidándome de mi presente. Hoy siento que todas aquellas Ana's me rodean, deseándome feliz cumpleaños.